domingo, 31 de agosto de 2014

DON JUAN TENORIO

Si hay una obra española que se pueda considerar de carácter romántico ese es Don Juan Tenorio.
Don Juan es la mayor personificación de la lujuria, la osadía, la soberbía… todos los pecados forman parte de él. Su violencia y fiereza son una leyenda para todo el pueblo español.
Esta obra se encuentra fuertemente marcada por el ideal romántico ya que la muerte y la religión se encuentran en una danza macabra que no para hasta el final.
Don Juan es un hombre alejado de Dios, su alma se encuentra condenada debido a todas sus vivencias y escarceos. De una manera casi ilógica regresa a Sevilla para desposarse con Doña Inés (aunque también tenga que cerrar la apuesta que hace un año hizo con Don Luís). Este sevillano intentará cortejar a Doña Inés no sin antes mancillar el honor de Doña Ana de Pantoja, amada de Don Luís.
Pese a todo, poco a poco Don Juan irá cayendo dentro de la trampa de amor que usa contra Doña Inés ya que pese a que su idea original es mancillar su honor, poco a poco va viendo en ella la salvación de su alma.
Ella es la luz, la pureza, lo incorrupto, mientras que el es todo lo contrario, es el mal, la oscuridad.

Esta obra se encuentra total y absolutamente impregnada de muerta ya que no será hasta el final cuando Don Juan, guiado por todos aquellos a los que ha matado y ha hecho mal se dará cuenta del aciago destino que le espera. El está condenado y nada podrá darle la salvación. Su arrepentimiento de poco sirve si no es por el sacrificio en muerte de Doña Inés, la cual falleció a causa de las maldades de su amado.

En ese último momento de redención, Don Juan acepta a Dios e implora el perdón convertido en un hombre nuevo alejado de todo mal.

Es por tanto una obra de fuerte contenido romántico ya que vuelve a usar a la muerte y en esta caso además a Dios como liberación del alma pecadora de Don Juan.


Juan Jesús González Moreno

EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA

Esta obra de José de Espronceda es un poema narrativo de 1704 versos que se publica de manera completa en 1840 aunque ya en 1837 el autor había escrito partes del mismo.

Nos relata la historia de Don Félix de Montemar, personaje muy parecido a Don Juan Tenorio por su manera de vivir la vida. Es un mujeriego, arrogante, prepotente y violento que mantiene relaciones con una jovencita que se enamora de él llamada Elvira. Una vez que ella se entrega a él, Félix la abandona lo que causa la muerte de ella. Esto compone la primera y segunda parte del poema. Durante la tercera Félix formará parte de una partida de cartas en la que apostará objetos de la difunta Elvira lo que demuestra el alma rastrera del joven. Aparecerá entonces Don Diego, hermano de Doña Elvira, que viene buscando venganza.
En la última parte se produce un duelo entre los dos en el que Don Diego fallece. Un poco más adelante Don Félix vagando por las calles encontrará a una mujer cubierta con un velo, intentará cortejarla y la seguirá hasta el cementerio de Salamanca, allí verá al igual que Don Juan, su propio entierro. Sin atemorizarse de los sucesos que experimenta termina delante de la tumba de Doña Elvira. Allí un espectro llora inclinado en la tumba. Una vez que llegue a su lado aparecerán coros de fantasmas y el propio espectro de Don Diego,  el cual le da el mensaje de que debe casarse con su hermana.
El espectro cogerá la mano de Don Félix y cuando este le quite el velo, verá que no hay más que un esqueleto que le besa. Es entonces cuando se dará cuenta de que verdaderamente el acaba de morir.

Como se puede observar por el resumen, es una obra claramente romántica ya que se denota todos los puntos más importantes del romanticismo. El caballero pecador y belicoso que roba la virginidad a las damas más puras para luego dejarlas. Como la muerte sale a buscarlo y mediante sucesos de penumbra y tenebrosos es como se dará cuenta de su muerte. Todos estos son aspectos maravillosos que nos hacen disfrutar de este movimiento tan peculiar donde lo vivo y lo muerto caminan de la mano.
Algo también muy del romanticismo es la visión de su propio entierro, o el descenso del alma hacia el purgatorio


Juan Jesús González Moreno

LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS

Todo comienza con una calurosa tarde de verano, vemos como el principio de la historia se realiza en un bonito paisaje que no hace predecir cómo será su final. A los inicios casi, en la puerta del pabellón en la que la bella Zulema espera a su amada se puede leer “Morir gozando”.  La muerte, este tema romántico que nos hace recordar que a todos nos tiene que llegar. Esta bella mora se encuentra enamorada de un cristiano, Don Fadrique con el cual le es imposible casarse ya que su padre no lo aprueba. A causa de esto, cuando son descubiertos deben huir, escapando de los soldados de su padre no les queda otra que precipitarse al vacío al grito de “morir gozando”.

Esto es claramente una bella muestra del ideal romántico. La libertad por encima de todo. Mejor morir y ser libre que vivir bajo el yugo opresor de la tiranía.
Los protagonistas, se muestran valientes ante lo que el destino les depara y debido a que para ellos sus sentimientos y su necesidad de estar juntos está por encima de todo, y por supuesto es mayor que la moral y la razón, deciden poner fin a sus vidas.

El amado, pese a que intenta salvar la vida de su amada, se deja llevar por su decisión ya que no soporta estar sin ella.

Este texto es una clara muestra de cómo el movimiento romántico usaba la muerte como vía libertaria en el caso de que nada más sea posible.


Juan Jesús González Moreno

EL REO DE MUERTE

Este texto de Mariano José de Larra es una crítica a la sociedad en la que curiosamente comienza dudando sobre la posibilidad de si la sociedad puede o no quejarse con respecto a nada. Es por ello que realiza un paralelismo de la sociedad con el teatro, como la vida es como un teatro en el que se muestran los peores personajes. Termina definiendo el mayor de los teatros, o la mayor de las farsas: la política. Como el pueblo representa al público que no puede nada más que mirar mientras que los políticos son los que actúan. Todo esto lo relata de una manera magistral usando la ironía y la parodia, además acompañándola con una calidad escrita solo digna de este autor.
Sus quejas se trasladan directamente a la censura, y poco después desviará el tema hasta la pena de muerte de la que se muestra contrario. Me parece curiosa la comparación que hace del ajusticiamiento de un reo con la eliminación de un miembro del cuerpo.
También increíble es la comparativa que hace de cómo se mezcla el ambiente del reo que va a ser ajusticiado con el mundo que sigue moviéndose al lado. Como mientras uno va a ser asesinado, en el otro lado de la calle la vida continua. Es parte del horror del condenado. Al final lo único que le queda antes de despedirse es visitar la capilla. Ya está más cercano a Dios que a los hombres. Lo estamos obligando a mirar a lo sagrado.
Para finalizar, el que va a ser ajusticiado no le queda otra que caminar hacía el patíbulo donde todos lo observarán. Aquellos que pronto estarán como él, le cantan una canción de despedida. Pronto serán ellos los que la oigan. Mientras, nuestro autor continua su narración lenta y dolorosa mientras nos muestra su desgana y su pesimismo con respecto a una sociedad que está más muerta que viva. Puesto que poco a poco se va desmembrando sin darse cuenta.


Juan Jesús González Moreno

EL APARECIDO

Este texto me parece una fabulosa muestra, no solo ya del estilo romántico, sino el inicio de un esplendido tema como me parece la fantasía espectral europea.
El relato comienza hablando de un pueblo semiruinoso en el que a medida que avanza la historia conocemos que ha habido un caso de muerte. Además esta no ha sido por causa natural sino que se ha debido a un accidente violento.
Antes que nada me gustaría resaltar como a medida que se cuenta la historia un punto importante es una cena con gran asistencia en la que el anfitrión justo antes de su fatal accidente pronuncia su discurso: “Gocemos hoy de nuestra dicha, apuremos la copa del placer.  Quizá el llanto llegará de un momento a otro”. Estas palabras casi que anuncian lo fatal. Es como un hechizo de invocación a lo malo, a la desgracia que viene.

Una vez que el anfitrión fallece a causa de la coz de su caballo, comienza una serie de sucesos de carácter sobrenatural que conmocionan al pueblo. Desde la lluvia que no cesa hasta que el muerto es enterrado hasta vecinos que son perturbados y atacados por un espectro de malas intenciones.

Este personaje que aparece en el relato es muy parecido a los “revivientes” de los que hablará el monje Agustín Calmet dentro de  su tratado sobre criaturas sobrenaturales. Estos también son conocidos en la tradición rumana como “strigoi”. Son seres de ultratumba, espíritus atormentados que vuelven a la vida y realizan fechorías hasta causar muertes de ancianos y seres queridos.

Esta es una fabulosa historia de la tradición que muestra este género tan romántico en el que la muerte y la vida se encuentran entrelazados con un toque religioso. El final del relato es sensacional ya que el cadáver es muy difícil de eliminar y solo el fuego redentor es capaz de hacer desaparecer el mal.


Juan Jesús González Moreno

DOÑA INÉS Y DON JUAN : RELIGIÓN Y MUERTE

LA MUERTE DE DON JUAN Y DOÑA INÉS

En la obra del don Juan Tenorio el tema romántico de la muerte está muy presente sobre todo al final de la historia. El tema religioso también aparece encadenado a la muerte así como al amor, y a Dios.
               
Cuando doña Inés muere por amor, el don Juan Tenorio cae en la cuenta de la pena que pesaba en el alma de Inés,  y se arrepiente de todas sus acciones. Es entonces cuando habla de que desearía poder resucitarla, al saberla muerta por su abandono. Se produce  entonces la escena en la que don Juan llora frente a la sepultura de doña Inés.

Dicen que de sentimiento 
cuando de nuevo al convento      
abandonada volvió por don Juan.

Es ella la que pide a Dios antes de morir que la perdone de sus pecados, así como también perdonará a don Juan si él se arrepiente, para así poder tener el perdón divino y poder consumar su amor.  E aquí la visión religiosa en la muerte, como el agua que limpia al individuo cuando debe morir, cada persona debe arrepentirse de sus acciones y de sus pecados para llegar a la paz absoluta de la muerte.

DOÑA INÉS:
Fantasmas, desvaneceos:
su fe nos salva..., volveos
a vuestros sepulcros, pues.
La voluntad de Dios es
de mi alma con la amargura
purifiqué su alma impura,
y Dios concedió a mi afán
la salvación de don Juan
al pie de la sepultura.


 En cuanto a la muerte de don Juan Tenorio, podemos ver como se cierne esa pequeña bruma fantasmagórica entre la vida y la muerte que ya vimos con doña Elvira y don Félix anteriormente. 

El autor juega con la muerte de éste al no decirle al lector que ha muerto, de hecho don Juan se entera en su propio entierro que ha muerto. Mientras el fantasma del Tenorio anda por las calles.

Cuando llega la muerte para don Juan pide a Dios que le perdone todos sus pecados para así poder ir al
cielo con Inés, de esta manera una vez más el carácter religioso cobra vida, para demostrar que Dios       perdona al más malo de los humanos. De esta manera don Juan podrá llegar al paraíso al arrepentirse de todos sus pecados y por fin estar junto a su amada doña Inés.

LA MUERTE EN EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA

En este apartado hablaremos de la muerte de en la obra El estudiante de Salamanca.
Una vez más la muerte aparece como símbolo del movimiento romántico, la muerte de los enamorados que consiguen amarse sin problemas en la otra vida o en este caso hasta en el infierno. En este caso la muerte tiene un carácter religioso, ya que no sabemos si el autor acaba perdonando a Elvira por sus actos o ella finalmente muere sin arrepentirse.

En un primer momento doña Elvira es representada con la pureza y la belleza de un ángel, pero luego acaba convirtiéndose en lo contrario a un ángel. En contraposición don Félix es representado como el demonio por seducirla, pero poco a poco el autor va convirtiendo a Elvira en una criatura más oscura, a medida que el amor entre ella y don Félix va creciendo.

De nuevo la muerte alcanzará a todos los personajes de la obra, tanto a Elvira como a don Félix y a don Diego. La pareja morirá una vez más por el amor que ambos se profesan pero por separado, aunque el destino será el mismo en todo momento. Lo fantasmagórico cobra sentido también en esta obra, creando una similitud entre la vida y la muerte, entre el cielo y el infierno.  Los personajes son descritos en ciertos momentos como ángeles y en otros como diablos, por eso la fina línea que separa la vida de la muerte se hace aún más potente en la obra.

Doña Elvira acabará bajando al infierno para reencontrarse con su amado, aún derribando la doctrina religiosa que la acompaña desde su primera descripción.

Como conclusión  al tema de la muerte dentro de El estudiante de Salamanca , cabe decir que una vez más la muerte libera a los personajes, y los transporta a un lugar donde poder ser felices juntos aunque sea en el infierno.





UN REO DE MUERTE

[...] No sé por qué al llegar siempre a la plazuela de la Cebada mis ideas toman una tintura singular de melancolía, de indignación y de desprecio. No quiero entrar en la cuestión tan debatida del derecho que puede tener la sociedad de mutilarse a si propia; siempre resultaría ser el derecho de la fuerza, y mientras no haya otro mejor en el mundo, ¿qué loco se atrevería a rebatir ése? Pienso sólo en la sangre inocente que ha manchado la plazuela; en la que la manchará todavía. ¡Un ser que como el hombre no puede vivir sin matar, tiene la osadía, la incomprensible vanidad de presumirse perfecto!
Un tablado se levanta en un lado de la plazuela: la tablazón  desnuda manifiesta que el reo no es noble. ¿Qué quiere decir un reo noble? ¿Qué quiere decir garrote vil? Quiere decir indudablemente que no hay idea positiva ni sublime que el hombre no impregne de ridiculeces [...]



Este fragmento es parte de un artículo de Larra publicado en la revista Mensajero el 30 de Marzo de 1835. Es un texto terriblemente duro y a mi parecer muy existencial para todo aquel que hoy en día también lo revise. Un asesinato está aconteciendo en el centro de la plaza, un "ajusticiamiento" como muchos le dirían. Ajusticiar viene de imponer justicia, una justicia totalmente desequilibrada. El tema del asesinato entre personas de un mismo mundo y de una misma sociedad sigue muy presente a día de hoy. Vivimos en un mundo donde la  justicia y la verdad la tiene el que lidera, y a su vez la tenemos todos. Es una contradicción extraña pero real. Ahora bien, el debate sigue siendo el mismo que expone Larra en este fragmento, ¿quién tiene derecho a dictar justicia en la vida de otra persona?, ¿quién decide quien merece morir hoy o mañana? ¿quién decide cómo?
           
            En el texto vemos como la clase social dictamina que clase de muerte debes tener, como debes ser asesinado "ajusticiado". La muerte como tema romántico de nuevo, como una forma de escapar de las normas y los dictámenes impuestos en este caso por una sociedad.
La muerte de un reo pobre es el centro de esta historia, aún sin que sepamos que ha hecho o de que se le acusa, sabemos que será asesinado de la peor manera posible, por garrote vil.



Una vez más la posición social dictamina el destino de una persona, ya que por ser pobre debe morir de la peor manera, mientras que si fuera alguien con dinero o posición social, se le daría otra clase de muerte más "liviana".

Quiere decir indudablemente que no hay idea positiva ni sublime que el hombre no impregne de ridiculeces [...]


 En esta última frase el autor nos deja ver su total idea contraria a este tipo de normas. Y además nos regala una frase llena de significado, pues al fin y al cabo reo noble o reo pobre da igual, pues la muerte le va a llegar como a todos. Esa pobre definición de una persona es solo algo ridículo que ha dictaminado el hombre, pues al fin y al cabo la muerte le llegará como a todos, tanto ricos como pobres.



LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS



[…]Entrégate, la decía después a Zulema, entrégate a tu padre, hija desnaturalizada, y él te perdonara; la sangre de ese perro, no la tuya es la que necesita mi venganza. Negose la amante granadina y renovose con más furia el asalto. Apena quedaban algunas varas de terreno ya cerca de la cumbre y junto al horrible despeñadero á los desgraciados, cuando D. Fadrique, herido por mil partes, la dijo.- Entrégate, amada de mi alma, y sálvate, yo ya no puedo vivir, ¿Qué me importa morir ahora ó dentro de unas horas, morir de flechazos ó de una cuchillada?. – si tú mueres, muramos juntos, morir gozando-. Dijo la mora abrazándose a su amado, y precipitándose con él al abismo […]

La muerte en esta Peña de los enamorados será el tema a desarrollar dentro del movimiento romántico. En este fragmento, una joven de origen moro llamada Zulema se enamorará de un hombre cristiano llama Don Fadrique. Desde el primer momento fue una relación amorosa destinada al fracaso, debido a sus diferentes orígenes. En efecto cuando el padre de Zulema se entera del amor entre la pareja, decide detenerlos.

Los dos amantes enterados de que son perseguidos por el padre de ella, suben por una montaña huyendo de los ataques del ejército. Cuando por fin han llegado a la cima descubren que no tendrán otra salida que entregarse o arrojarse al vacío. Finalmente es Zulema la que decide tirarse por la montaña junto con su amado Fadrique. Morir gozando dice la mora al final del relato, como signo de un final feliz para ellos, pues muriendo juntos no morirá su amor y podrán estar juntos allá donde vayan.


Desde el principio de la historia vemos como este movimiento romántico tiene aire de libertad, de sentimientos frustrados, así como de muerte, y todo ello por el amor. La muerte se verá como salvación, sin dolor, sin angustia.

domingo, 26 de enero de 2014

Don Juan Tenorio, drama fantástico



 
Esta obra está cargada de elementos fantásticos, irreales, que nos acercan a la muerte. La aparición de la sombra de Doña Inés en el cementerio y la desaparición de las esculturas de sus tumbas, plasma de un tenebrismo fantástico la parte segunda de esta obra.

Hay que decir, que todos estos elementos tan fuera de nuestra realidad tienen una connotación religiosa importante, ya que  desde el más allá, ese lugar en el que nuestro protagonista no cree hasta el final, es de donde salen esas sombras, esos espectros y esos muertos que bien para advertir o para llevarse a Don Juan, vuelven al mundo de los vivos.

ESTATUA.           El de la ira omnipotente,
do arderás eternamente
por tu desenfreno ciego.
JUAN.                   ¿Conque hay otra vida más
y otro mundo que el de aquí?
¿Conque es verdad, ¡ay de mí!,
lo que no creí jamás?
¡Fatal verdad que me hiela
la sangre en el corazón!
Verdad que mi perdición
solamente me revela.

La estatua cobra vida y persigue a Don Juan con un mensaje, él ha sido un pecador y existe otro mundo más allá de la muerte por lo tanto está condenado por sus acciones en vida, le esperan las sombras y la desolación. Más tarde, esta visión fantástica de una de sus víctimas le confiesa que su hora ha llegado. Una acción sorprendente y fantástica se descubre cuando la estatua le confiesa a Don Juan que ya está muerto. A igual que en El estudiante de Salamanca, el protagonista no es consciente de su propia muerte hasta que un tercero se lo comunica cuando el mismo presencia su entierro. Se muestra en la figura de Don Juan el arrepentimiento fruto del miedo a la condena que sin duda cree que va a padecer por tan terribles acciones. Por el doblan las campanas, pero desconocía que estaba muerto, por lo tanto imagina la ira de Dios y no imagina que el amor de Doña Inés intercedió por él hace tiempo.

JUAN.                   ¿Conque por mí doblan?
ESTATUA.           Sí.
JUAN.                   ¿Y esos cantos funerales?
ESTATUA.           Los salmos penitenciales,
que están cantando por ti.
(Se ve pasar por la izquierda luz de hachones, y rezan dentro.)
JUAN.                   ¿Y aquel entierro que pasa?
ESTATUA.           Es el tuyo.
JUAN.                   ¡Muerto yo!
ESTATUA.           El capitán te mató
a la puerta de tu casa.
JUAN.                   Tarde la luz de la fe
penetra en mi corazón,
pues crímenes mi razón
a su luz tan sólo ve.
Los ve... con horrible afán
porque al ver su multitud
ve a Dios en la plenitud
de su ira contra don Juan.

Así va siendo consciente de esa realidad, de la justicia divina, y se da el arrepentimiento propio del condenado a muerte, ese miedo a la eternidad en dolor, lo lleva al  arrepentimiento. Una vez  descubre la oportunidad que el amor de Doña Inés le ha otorgado de redimirse y ascender junto a ellas a los cielos, sin tener que purgan ninguno de sus pecados, se entrega a Dios y al amor de Inés siendo perdonado.

Ana García Romero

Don Juan Tenorio, drama religioso


Como bien se expresa en el título de la obra, Don Juan Tenorio es un drama religioso-fantástico, a continuación hablaremos brevemente de la escena V del acto primero de la parte segunda, donde en un escenario lúgubre y romántico se dan lugar estas referencias religiosas claras.

            Cinco años después de haber huido de Sevilla tras acabar con la vida de Don Luis Mejía y Don Gonzalo de Ulloa, Don Juan Tenorio regresa a casa de su padre. Éste ha fallecido en su ausencia, y para su sorpresa, su casa es ahora un cementerio que alberga las tumbas de Doña Inés, muerta de soledad y amor tras su abandono, y los dos muertos por la espada de Don Juan. La tumba de Doña Inés es una sorpresa ya que no sabía que se encontraba muerta, de repente se le aparece la sombra de Inés.


SOMBRA.            Yo soy doña Inés, don Juan,
que te oyó en su sepultura.
JUAN.                   ¿Conque vives?
SOMBRA.            Para ti;
Mas tengo mi purgatorio
en ese mármol mortuorio
que labraron para mí.
Yo a Dios mi alma ofrecí
en precio de tu alma impura,
y Dios, al ver la ternura
con que te amaba mi afán,
me dijo «Espera a don Juan
en tu misma sepultura.
Y pues quieres ser tan fiel
a un amor de Satanás,
con don Juan te salvarás,
o te perderás con él.
Por él vela: mas si cruel
te desprecia tu ternura,
y en su torpeza y locura
sigue con bárbaro afán,
llévese tu alma don Juan
de tu misma sepultura.»


Inés al verse sola y abandonada muere, al llegar ante Dios sigue enamorada de Don Juan a pesar de todo lo que le había ocasionado, le cede su alma en compensación al alma pecadora de nuestro protagonista y Dios le otorga la oportunidad de esperarlo en su sepultura. Si Don Juan se redime de todos los pecados y gana el amor hacia Doña Inés, ellos tendrán el perdón y la ascensión a los cielos; si por el contrario sigue pecando y no se arrepiente, tanto él como Doña Inés sucumbirán en las sombras.

Esta prueba de amor solo es capaz de realizarla un alma cándida y limpia como la de Inés, y la forma de Dios para ponerla a prueba es ese purgatorio en el que vive hasta que regresa Don Juan. Dios, la religión, y el purgatorio como lugar de detrimento de los pecados por los que paga Inés en su nombre y en el de su amado, nos muestran que hay una religiosidad real y una creencia autentica, prácticamente fantástica de la obra de Dios en el libro.

Es perdonado  Don Juan gracias al amor que Inés le procesa y por el que espera cinco años a que regrese para morir y vivir eternamente juntos. El cristianismo que ofrece la opción  de la redención a todo pecador momentos antes de la muerte es el que vemos reflejado aquí. Aunque pareciera que unas acciones como la de nuestro protagonista jamás hubieran podido ser perdonadas por la justicia divina, una fuerza igualmente grande como la del amor que le procesa su amada, intercede por él hasta conseguir el arrepentimiento de Don Juan y el consiguiente descanso eterno junto a Doña Inés.


Ana García Romero

La muerte en Don Juan Tenorio



  En esta reseña hablaremos del tema de la muerte en la obra Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Este tema está muy presente en toda  la obra ya que a través de ella se nos presentara la personalidad verdadera de los personajes.
  Nos centraremos primero en la muerte de Doña Inés. Esta muerte se produce en la primera parte de la obra. La mujer muere porque cree que su amado (Don Juan Tenorio) no vendrá a por ella después de estar mucho tiempo esperándole. Aquí se nos refleja una idea propia del romanticismo, en la cual la única solución que  se encuentra a todas las penas es la muerte. Es una vía de descanso al tormento que sufre en vida.
  En la segunda parte de la obra, Don Juan tenorio volverá cinco años después de huir por culpa de dar muerte al Comendador y a Luis Mejía. Cuando aparece en escena se nos presenta un cementerio, concretamente el panteón de los Tenorio. Este tipo de escenario, o los lugares oscuros cobran bastante importancia en  el XIX, porque querían acabar con lo que suponía la época anterior (Clasicismo) que representaría lo “claro”. En este panteón  se encuentran enterrados el Comendador, Don Luis Mejía y sorprendentemente  Doña Inés.  Esto destroza a Don Juan Tenorio, no se esperaba para nada que su amada yaciese allí. Con tristeza y respeto le habla a la estatua que representa a Doña Inés. Es un monologo en el cual se muestra a un Tenorio muy sensible, sollozando por una mujer, lamentándose de no haber estado con ella cuando más lo necesitaba.
  De repente la sombra de Doña Inés habla a nuestro protagonista avisándole de que ella está ahí esperando que el protagonista, cambie su actitud para poder reunirse con ella, si no vivirán los dos en desventura,  algo que se podría identificar con el infierno. Pues bien este es el primer contacto de Tenorio con un fantasma, el queda alucinado de lo que acaba de presenciar y por supuesto su mente racional le hace pensar que todo ha sido producto de su imaginación, sin centrarse en las palabras que le han dicho la difunta doña Inés.
  Parece ser que nuestro protagonista está muy seguro de que es todo un sueño, y no muestra ningún tipo de miedo hacia los fenómenos que empieza a ver en el cementerio:

¡Alzaos, fantasmas vanos, 
y os volveré con mis manos
a vuestros lechos de piedra!
No; no me causan pavor
vuestros semblantes esquivos;
jamás ni muertos ni vivos,
humillaréis mi valor.

  El concepto de realidad- ficción  da lugar a una confusión mental en el protagonista. Su mente piensa que no puede ser verdad que unos fantasmas sean capaces de hablar con una persona humana. Tal es su desesperación por saber si está loco, que invita a sus amigos Centellas y Avellaneda a una cena. Antes de realizar la cena se decide a ir hasta el sepulcro del Comendador y provocarle e invitarle a la velada que tiene planeada. Lo que no se esperaba es que la estatua de El Comendador iba a aparecer en aquella cena recordándole que Dios le daba un día para arreglar su conciencia. 
  Ahora nos centraremos en la muerte del protagonista Don Juan tenorio. En principio el protagonista se presenta otra vez en el panteón y habla con la estatua de El comendador advirtiéndole que viene como habían quedado. Aquí El comendador le dice que tiene un reloj en el cual se encuentra el tiempo de vida que le queda para poder tener un mejor fin.
  El Comendador empieza a increparle diciéndole que no conseguirá poder limpiar su conciencia porque ha cometido muchos males. Pero cuando estaba a punto de ser llevado al infierno Tenorio pide clemencia a Dios:
Suéltala, que si es verdad
que un punto de contrición
da a un alma  la salvación
de toda una eternidad,
yo, santo Dios, creo en ti;
si es mi maldad inaudita,
tu piedad es  infinita...
¡Señor ten en piedad de mí!

  Pero cuando el protagonista siente como El Comendador le desafía para llevárselo al infierno si no se arrepiente de sus actos malignos, se da cuenta de que existe vida después de la muerte, de que hay un más allá que le puede llevar a una vida eterna y feliz.
  Como hemos podido observar anteriormente en la obra,  el protagonista muestra un ateísmo completo por la religión en general. Quizás por eso es normal que no sienta ningún desprecio al espacio del cementerio. Y se tome a broma las apariciones de los fantasmas.

  Con esto, podemos observar un cambio que se produce con la llegada de la época del romanticismo, ya que El “don juan” del siglo anterior pagaba por sus pecados en el infierno. En esta ocasión el movimiento del romanticismo, atraído por personajes rebeldes que no se dejaban llevar por lo que los demás dijesen, y llenos de libertad quisieron que este personaje pudiera reflexionar sobre su vida y escoger si salvarse o no.  En este caso el personaje reflexiona y su amada Doña Inés lo recoge para que juntos puedan vivir su amor en el cielo.

Comparacion Don Juan Tenorio



  Don Juan Tenorio es una de las mejores obras del gran autor José Zorrilla, y se podría decir que es la más conocida o por lo menos la de mayor prestigio desde que se publicó hasta la actualidad. Se trata de un drama romántico que cuenta la historia de un caballero que vive una vida llena de relajación, de aventuras y sobretodo es una persona a la cual le gusta apostarse cosas. En una de estas apuestas propone junto con otro hombre, Luis Mejía, haber quien seducía a más doncellas y quien mataba a más hombres en las batallas. El comendador, padre de Doña Inés (prometida de Don Juan), se entera de la apuesta y decide darle muerte. Este y Luis Mejía se batirán en duelo con Don Juan Tenorio resultando vencedor este último. Por este motivo tendrá que huir y dejar abandonada a Doña Inés. Ella  morirá después de un tiempo creyendo que ya nunca volverá a reencontrarse con su amado.
  Como podemos observar, esta obra presenta muchas similitudes con El estudiante de Salamanca, ya que en ambos casos el protagonista es un vividor al que solo le importa él mismo y no tiene en cuenta los sentimientos de las personas. También se nos presenta una dama en este caso Doña Inés (que se identificaría con Doña Elvira), la cual muere por el amor que siente hacia el protagonista.
  Don Juan Tenorio también dudará siempre de todo lo que no se pueda explicar a través de la razón, e intentara convencerse de si las apariciones de los fantasmas que ve en el cementerio(escenario muy importante en esta obra) son propias de su imaginación o son por el contrario verdad.

  Hasta aquí más o menos podríamos decir que son historias muy parecidas pero lo que marca la distinción entre ambas es que Don Juan Tenorio, después de las advertencias que le dan los fantasmas de la obra para escoger el camino al infierno o al cielo de la mano de Doña Inés, reflexiona, y se arrepiente de todos los malos actos que ha cometido, despojándose de ellos para seguir compartiendo el amor hacia su amada aunque sea en la otra vida. Aquí se demuestra que la figura del “Don Juan” de la época medieval todavía resuena y que a pesar de darle un toque romántico con temas muy escabrosos, el amor y la bondad en este caso triunfan

martes, 21 de enero de 2014

Don Juan Tenorio

La muerte en Don Juan Tenorio es un tema que abarca diferentes posibilidades. Anteriormente hablé de la muerte de doña Inés y ahora describiré la de don Juan.
El pueblo va a creer que don Juan murió a manos de sus víctimas que se puede interpretar también que entre sus víctimas está el comendador. Cuando se produce el desafío, da la impresión de que don Juan muere. En el momento que aparece la estatua de don Gonzalo, se oye un oficio de difuntos y don Juan pregunta de quién es el oficio. Hay un juego temporal que permite considerar que don Juan murió en el desafío. Más tarde existe un plazo entre la separación del alma para lo que transcurre en un nuevo plazo: la noche con las estatuas.
El trágico suceso es muy singular, en primer lugar, tal como he dicho antes, porque no se da cuenta hasta que ve su propio entierro:

DON JUAN: ¿Y aquel entierro que pasa?     
ESTATUA: Es el tuyo.
DON JUAN: ¡Muerto yo!
ESTATUA: El capitán te mató
a la puerta de tu casa.

Y en segundo lugar porque el milagro de la salvación de Dios gracias a doña Inés no lo sabe nadie y los demás pensarán que ha muerto a manos de los enemigos. Él cree que es justo que muera así si a cambio tiene la clemencia de Dios.

DON JUAN: Clemente Dios, ¡gloria a Ti!     
Mañana a los sevillanos        
aterrará el creer que a manos           
de mis víctimas caí.    
Mas es justo; quede aquí       
al universo notorio,   
que pues me abre el purgatorio        
un punto de penitencia,         
es el Dios de la clemencia     
el Dios de DON JUAN TENORIO.

Don Juan dice “me abre el purgatorio”  y con eso nos lleva al momento en el que le enseña todos sus pecados a Dios ya que está muy seguro que con ello podrá ir al paraíso.


En la obra es tan importante la muerte de doña Inés como la de don Juan, pues es un suceso encadenado del otro, es decir, tras la muerte de doña Inés ésta hace un pacto con Dios para salvarse en el momento en el que don Juan muera con sus pecados arrepentidos y así los dos vean la salvación cristiana. Con esto vemos que el tema de la religión cristiana y su cultura está muy arraigada a la obra como es que uno debe de arrepentirse antes de morir de todos su pecados para poder llegar al paraíso y estar en paz eternamente o también que el Dios cristiano perdona hasta al más truhan sin ningún tipo de venganza. 

domingo, 19 de enero de 2014

Muerte en la segunda parte de Don Juan Tenorio

               En esta entrada seguiremos analizando la muerte en el Don Juan Tenorio, pero en este caso nos centraremos en su última parte.
                La muerte es el tema que marca toda esta segunda parte. Desde el inicio, encontramos un ambiente mortuorio al encontrarse don Juan con el cementerio donde están enterradas todas aquellas personas a las que el mismo dio fin, ya sea de manera directa o indirecta. Una vez allí, don Juan se muestra desafiante ante la propia muerte y sin ningún tipo de remordimiento:
JUAN. Hombre es don Juan que, a
querer,
volverá el palacio a hacer
encima del panteón.
ESCULTOR.  ¿Tan audaz ese hombre es
que aun a los muertos se atreve?
JUAN. ¿Qué respetos gastar debe
con los que tendió a sus pies?

                La muerte de doña Inés se debe a al amor que sentía por don Juan, a ese “loco amor” al que ya hicimos referencia en la entrada anterior. Esta es la única muerte ante la que el protagonista muestra cierto pesar.
                En la tercera escena, don Juan establece un monologo referido a los muertos que están en el panteón en el que intenta mostrarse como un ser piadoso e incluso bondadoso al afirmar que aunque les quitó la vida también les dio buena sepultura. Recuerda así a la escena de la primera parte en la que asesina tanto al comendador como a don Luis y les culpabiliza de su mal. No obstante, hay un cambio de actitud cuando se dirige a doña Inés. En este caso, sí que siente la perdida de la joven y se culpabiliza de su muerte:
¡Oh! Acaso me los inspira
desde el cielo, en donde mora,
esa sombra protectora
que por mi mal no respira.
***
Inocente doña Inés,
cuya hermosa juventud
encerró en el ataúd
quien llorando está a tus pies;
E incluso por primera vez le vemos hablar sobre su propia muerte de manera positiva, queriendo estar al lado de su amada:
DON JUAN: […]si de esa piedra a través
puedes mirar la amargura
del alma que tu hermosura
adoró con tanto afán,
prepara un lado a don Juan
en tu misma sepultura.
                En la siguiente escena, el alma de doña Inés habla con don Juan y le cuenta que ofreció su alma a Dios a cambio de salvar la de su amado, y que por tanto solo depende de él, que al morir ambos se salven o acaben en el infierno. Esta es la forma en la que don Juan se entera de que su muerte está ya próxima y lo que queda de obra será el plazo que se le concede al protagonista para poder arrepentirse de todo lo que ha hecho en el pasado y poder así salvarse. 
                La muerte de don Juan llega a manos del capitán Centellas al final del segundo acto en un duelo. De nuevo estamos ante una muerte relacionada con el honor, en este caso el de haberse insultado ambos y tacharse de mentirosos. Vemos de nuevo, como para un caballero de esta época el honor va por delante de la vida.
JUAN. ¡Mentís!
CAPITÁN CENTELLAS. Vos.
JUAN. Vos, capitán.
CAPITÁN CENTELLAS. Esa palabra, don Juan...
JUAN. La he dicho de corazón.
Mentís; no son a mis bríos
menester falsos portentos,
porque tienen mis alientos
su mejor prueba en ser míos.
                En el último acto de la obra, nos situamos de nuevo en el cementerio donde se abrió está segunda parte. Parece en principio que don Juan sigue vivo y ha asesinado al capitán Centellas y Avellanedas, pero conforme transcurre este acto, vemos como el protagonista está ya muerto y ha expirado su plazo para arrepentirse y conseguir su salvación:
ESTATUA. Aprovéchale con tiento,
(Tocan a muerto.)
porque el plazo va a expirar,
y las campana doblando
por ti están, y están cavando
la fosa en que te han de echar.
(Se oye a lo lejos el oficio de difuntos.)
JUAN. ¿Conque por mí doblan?
ESTATUA. Sí.
JUAN. ¿Y esos cantos funerales?
ESTATUA. Los salmos penitenciales,
que están cantando por ti.
(Se ve pasar por la izquierda luz de hachones, y rezan dentro.)
JUAN. ¿Y aquel entierro que pasa?
ESTATUA. Es el tuyo.
JUAN. ¡Muerto yo!
ESTATUA. El capitán te mató
a la puerta de tu casa.
                Recuerda mucho esta escena a la de El estudiante de Salamanca, cuando don Félix de Montemar también está muerto al haber caído en duelo, y es testigo de su propio funeral, cuando él cree haber salido victorioso de ese duelo. De aquí al final, hay un dialogo entre la estatua de don Gonzalo, quien quiere llevárselo al infierno por no haber aprovechado ese plazo que se le dio para salvarse y doña Inés, quien finalmente consigue salvarlo, no por los méritos de él, sino por los de ella.
                En conclusión, la muerte esta omnipresente en toda esta parte del Don Juan  y aparece como único destino de todos los protagonistas, los cuales han de resignarse ante ella y  únicamente pueden elegir su salvación o su perdición antes de que esta los alcance.

sábado, 18 de enero de 2014

Don Juan Tenorio

En el invierno de 1844 se estrenó en Madrid Don Juan Tenorio, drama inspirado en un legendario personaje español sobre el que ya había escrito antes Tirso de Molina, Goldoni, Merimée y Dumas, entre otros. La obra alcanzó un éxito enorme; el público memorizó rápidamente los fáciles versos en que estaba escrita, y la fama de su autor, José Zorrilla, que acababa de cumplir 27 años, llegaba a su punto más alto.

El tema de la muerte en Don Juan Tenorio podemos verla en Doña Inés que muere de pena por el amor de don Juan, así cuenta el escultor a don Juan tal suceso:

ESCULTOR:
Dicen que de sentimiento 
cuando de nuevo al convento      
abandonada volvió
   por don Juan.

En los siguientes  versos escogidos está expuesto el fervor de don Juan al darse cuenta de lo sucedido, incluso clama poder volver darle a vida a doña Inés:

DON JUAN:
   ¡Ah! Mal la muerte podría          
deshacer con torpe mano 
el semblante soberano     
que un ángel envidiaría.   
   ¡Cuán bella y cuán parecida     
su efigie en el mármol es!
¡Quién pudiera, doña Inés,           
volver a darte la vida!        
   ¿Es obra del cincel vuestro?

El morir por amor viene de la lírica provenzal aunque en toda la historia de la literatura lo encontramos como es en el renacimiento con La celestina o incluso en los sonetos de Garcilaso de la Vega. Este tópico es un deseo de morir ante el dolor incontenible de un enamorado con un amor no correspondido o con una desilusión amorosa. Este penoso sentimiento viene de la cultura cristiana, pues con la muerte acaba el sufrimiento. 

La muerte de doña Inés va a servir a don Juan para darse cuenta de lo inmoral que ha sido su actuación. Vemos a un don Juan arrepentido, por la tanto, la muerte es un puente para la salvación su alma y lo es por doña Inés. con esto se puede decir que el tema aquí tratato es conjunto al honor, el honor de la cristiandad. 

Por consiguiente, hay una inexplicable fuerza del amor que transforma la mente y el comportamiento de don Juan. Esta última parte de la obra es una lección moral del bien y la inocencia triunfando sobre mal.