domingo, 31 de agosto de 2014

DON JUAN TENORIO

Si hay una obra española que se pueda considerar de carácter romántico ese es Don Juan Tenorio.
Don Juan es la mayor personificación de la lujuria, la osadía, la soberbía… todos los pecados forman parte de él. Su violencia y fiereza son una leyenda para todo el pueblo español.
Esta obra se encuentra fuertemente marcada por el ideal romántico ya que la muerte y la religión se encuentran en una danza macabra que no para hasta el final.
Don Juan es un hombre alejado de Dios, su alma se encuentra condenada debido a todas sus vivencias y escarceos. De una manera casi ilógica regresa a Sevilla para desposarse con Doña Inés (aunque también tenga que cerrar la apuesta que hace un año hizo con Don Luís). Este sevillano intentará cortejar a Doña Inés no sin antes mancillar el honor de Doña Ana de Pantoja, amada de Don Luís.
Pese a todo, poco a poco Don Juan irá cayendo dentro de la trampa de amor que usa contra Doña Inés ya que pese a que su idea original es mancillar su honor, poco a poco va viendo en ella la salvación de su alma.
Ella es la luz, la pureza, lo incorrupto, mientras que el es todo lo contrario, es el mal, la oscuridad.

Esta obra se encuentra total y absolutamente impregnada de muerta ya que no será hasta el final cuando Don Juan, guiado por todos aquellos a los que ha matado y ha hecho mal se dará cuenta del aciago destino que le espera. El está condenado y nada podrá darle la salvación. Su arrepentimiento de poco sirve si no es por el sacrificio en muerte de Doña Inés, la cual falleció a causa de las maldades de su amado.

En ese último momento de redención, Don Juan acepta a Dios e implora el perdón convertido en un hombre nuevo alejado de todo mal.

Es por tanto una obra de fuerte contenido romántico ya que vuelve a usar a la muerte y en esta caso además a Dios como liberación del alma pecadora de Don Juan.


Juan Jesús González Moreno

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