domingo, 31 de agosto de 2014

EL REO DE MUERTE

Este texto de Mariano José de Larra es una crítica a la sociedad en la que curiosamente comienza dudando sobre la posibilidad de si la sociedad puede o no quejarse con respecto a nada. Es por ello que realiza un paralelismo de la sociedad con el teatro, como la vida es como un teatro en el que se muestran los peores personajes. Termina definiendo el mayor de los teatros, o la mayor de las farsas: la política. Como el pueblo representa al público que no puede nada más que mirar mientras que los políticos son los que actúan. Todo esto lo relata de una manera magistral usando la ironía y la parodia, además acompañándola con una calidad escrita solo digna de este autor.
Sus quejas se trasladan directamente a la censura, y poco después desviará el tema hasta la pena de muerte de la que se muestra contrario. Me parece curiosa la comparación que hace del ajusticiamiento de un reo con la eliminación de un miembro del cuerpo.
También increíble es la comparativa que hace de cómo se mezcla el ambiente del reo que va a ser ajusticiado con el mundo que sigue moviéndose al lado. Como mientras uno va a ser asesinado, en el otro lado de la calle la vida continua. Es parte del horror del condenado. Al final lo único que le queda antes de despedirse es visitar la capilla. Ya está más cercano a Dios que a los hombres. Lo estamos obligando a mirar a lo sagrado.
Para finalizar, el que va a ser ajusticiado no le queda otra que caminar hacía el patíbulo donde todos lo observarán. Aquellos que pronto estarán como él, le cantan una canción de despedida. Pronto serán ellos los que la oigan. Mientras, nuestro autor continua su narración lenta y dolorosa mientras nos muestra su desgana y su pesimismo con respecto a una sociedad que está más muerta que viva. Puesto que poco a poco se va desmembrando sin darse cuenta.


Juan Jesús González Moreno

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