miércoles, 4 de diciembre de 2013

CRÍTICA A LAS COSTUMBRES


“El reo se sentó por fin. ¡Horrible asiento! Miré el reloj: las doce y diez minutos; el hombre vivía aún... De allí a un momento una lúgubre campanada de San Millán, semejante el estruendo de las puertas de la eternidad que se abrían, resonó por la plazuela; el hombre no existía ya; todavía no eran las doce y once minutos. «La sociedad –exclamé– estará ya satisfecha: ya ha muerto un hombre"


 Este fragmento se encuentra en uno de los artículos escritos por Mariano José de Larra en la Revista mensajero el 30 de marzo de 1835 llamado Un reo de muerte. En este articulo Larra expresa su opinión ante varios temas que se dan en la sociedad de la época. 

 Lo primero que plasma es su critica al sistema en que se encuentra la sociedad, donde los que tienen alta condición social se benefician del pueblo llano. Esta crítica la lleva a cabo mediante un juego entre dos teatros: el real, que correspondería a la vida real que llevan en esa época y el ficticio que sería el que se produce encima de las tablas de un escenario 

 El segundo punto que nos muestra este escritor es el de la censura, la cual le hace replantearse mucho de los escritos que pueda tener en mente ya que podrían tacharlo de revolucionario y eso es algo que no quiere, por lo que lo único que puede hacer es dejarse llevar por las normas que se implantan y no ir “contracorriente”. Unas normas y costumbres que según él se van produciendo durante años sin que ninguno se plantee si lo que está haciendo está bien o mal. Y con esto introduce el tema de la pena de muerte. 

 Conforme a este tema Larra muestra su disconformidad, ya que para él esta costumbre no es justa y se produce con un abuso inexplicable. Lo que más llama la atención es que la muerte de un preso es un acontecimiento en la época. Todo el mundo sale a la calle y los balcones se llenan de personas para presenciar algo muy desagradable. Es tal la inclusión del pueblo en la pena de muerte que son capaces de opinar del preso sin saber que delito ha cometido y de esta manera arremeten contra él: 

– ¿Dónde va? 

– ¿Quién es? 

– ¡Pobrecillo! 

–Merecido lo tiene 

– ¡Ay!, si va muerto ya 

– ¿Va sereno?, 

– ¡Qué entero va! 

 Con estas intervenciones se puede observar cómo se vivía en esa época, la poca cultura que tenía el pueblo y el cómo se seguía una tradición por muy desagradable que fuera, por ello Larra critica este asunto. 

 En la actualidad el tema de la pena de muerte sigue siendo un tema delicado, en el sentido de que hay gente que está a favor, porque creen que es el mejor castigo que se le puede dar a una persona que comete un crimen y otros en contra porque creen que nadie tiene derecho a quitarle la vida a un ser humano sea cual sea su delito. Este tema siempre va a dar que hablar, pero lo que nos sorprende de este articulo es que Larra tuviese tan clara su opinión ante este asunto, aun viviendo en una época donde era algo cotidiano ver morir a personas delante de la gente, por lo que muestra una actitud admirable y moderna al mismo tiempo.

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