A lo largo de toda obra de El estudiante de Salamanca se puede observar un tono bastante sombrío y oscuro. Esta manera de
concebir la obra nos viene, por la forma que tiene el autor de describirnos
ciertos temas o situaciones. Esto es una característica que se repite en el
movimiento romántico ya que es muy usual que el autor nos refleje este tipo de
tenebrosidad a lo largo de lo que va contando.
En principio nos vamos a centrar en uno de los elementos más
recurrido por los románticos: la muerte, ya que en El estudiante de Salamanca tiene un papel muy importante. Toda la acción
comienza, podríamos decir, con la muerte de Doña Elvira. Pues bien, este
personaje muere por la pena que le produce que el protagonista, Don Félix de
Montemar, la engañe en cuanto a sus sentimientos se refiere, abandonándola y dejándola
sin ganas de vivir. Como vemos es el detonante para que la obra vaya teniendo
un sentido más trágico.
A partir de aquí todo se centra en este protagonista
(Montemar) y en por supuesto su altivez y tiranía con todo lo que le rodea. Llevará
una vida centrándose solo en él, sin tener ningún ápice de delicadeza con
cualquier persona del mundo y sobretodo blasfemara con todo aquello que tenga
que ver con lo espiritual. Aquí podemos ver como Montemar hace bromas a Don
Diego sobre la muerte de Doña Elvira en una de las escenas:
D. DIEGO (Desembozándose
con ira.)
Don Félix,
¿no conocéis
a don Diego de
Pastrana?
D. FÉLIX A vos
no, más sí a una hermana
que imagino que tenéis.
D. DIEGO ¿Y no sabéis que murió?
D. FÉLIX Téngala Dios en su gloria.
D. DIEGO Pienso
que sabéis su historia,
y quién fue
quien la mató.
D. FÉLIX (Con
sarcasmo.)
¡Quizá alguna
calentura!
D. DIEGO ¡Mentís vos!
El final de la obra es lo más extraño pero a la vez
lo más cautivador, ya que nuestro protagonista Don Félix de Montemar, llevado
por su curiosidad y sin ser precavido, morirá “castigado”, por un ser superior,
el cual le da su merecido por el daño que este hombre ha causado en vida. El
camino hacia su muerte es largo, ya que se le aparece ante él una persona
vestida de blanco la cual capta la atención de Don Félix. Ella recorrerá
andando lugares muy tenebrosos y oscuros los cuales no asustan para nada a
Montemar, ya que este personaje se deja guiar por sí mismo sin importarle nada más,
Este ser , le va poniendo a lo largo del camino
una serie de impedimentos para que no le siguiese. Impedimentos que
cualquier otra persona más humilde en cuanto a sus creencias se refiere,
hubiera aceptado, se hubiera alejado de tal ser misterioso y por consiguiente
se hubiera librado de una muerte segura.
-Hay riesgo en seguirme. -Mirad ¡qué reparo!
-Quizá luego os pese. -Puede que por vos.
-Ofendéis al cielo. -Del diablo me amparo.
-Idos, caballero, ¡no tentéis a Dios!
-Cada paso
que avanzáis
lo adelantáis a la muerte,
don Félix. ¿Y no tembláis,
y el corazón no os advierte
que a la muerte camináis?
En cuanto a la muerte del protagonista podemos decir
que se produce de una manera muy rara. Cuando llegan al final del camino,
Montemar es unido en matrimonio con la mujer de blanco que resulto ser Doña
Elvira. Como se ha visto anteriormente esta mujer le dice que según avanza con
ella está dando un paso más hacia la muerte y Montemar creyendo que es un sueño
o algo parecido la sigue sin ningún reparo, prometiéndole que estará con ella
sea donde sea. Esta promesa que el protagonista le hace a la mujer de blanco
(Doña Elvira) se la recordará luego Don Diego, que se encontraba también en ese
mundo sobrenatural, para que supiera por qué se encontraba en aquel lugar y el
por qué de su dicha.
Llama la atención que en un momento de la obra, cuando
la mujer de blanco se descubre y lo quiere abrazar, donde parece que Montemar
intenta rehuir la situación que se le
presenta, pero ya es demasiado tarde y el cuerpo del protagonista se desvanece
quedando sin vida.
Como conclusión, se observa que la muerte está muy
presente en toda la obra, sobre todo al final donde nos deja claro que no hay
que llevar una mala vida porque luego esos malos actos se pueden volver contra ti.
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