[...] No sé por qué al llegar siempre a la plazuela de
la Cebada mis ideas toman una tintura singular de melancolía, de indignación y
de desprecio. No quiero entrar en la cuestión tan debatida del derecho que
puede tener la sociedad de mutilarse a si propia; siempre resultaría ser el
derecho de la fuerza, y mientras no haya otro mejor en el mundo, ¿qué loco se
atrevería a rebatir ése? Pienso sólo en la sangre inocente que ha manchado la
plazuela; en la que la manchará todavía. ¡Un ser que como el hombre no puede
vivir sin matar, tiene la osadía, la incomprensible vanidad de presumirse
perfecto!
Un tablado se levanta en un lado de la plazuela: la tablazón desnuda manifiesta que el reo no es noble. ¿Qué quiere decir un reo noble? ¿Qué quiere decir garrote vil? Quiere decir indudablemente que no hay idea positiva ni sublime que el hombre no impregne de ridiculeces [...]
Un tablado se levanta en un lado de la plazuela: la tablazón desnuda manifiesta que el reo no es noble. ¿Qué quiere decir un reo noble? ¿Qué quiere decir garrote vil? Quiere decir indudablemente que no hay idea positiva ni sublime que el hombre no impregne de ridiculeces [...]
Este fragmento es parte de un artículo de Larra
publicado en la revista Mensajero el
30 de Marzo de 1835. Es un texto terriblemente duro y a mi parecer muy
existencial para todo aquel que hoy en día también lo revise. Un asesinato está
aconteciendo en el centro de la plaza, un "ajusticiamiento" como
muchos le dirían. Ajusticiar viene de imponer justicia, una justicia totalmente
desequilibrada. El tema del asesinato entre personas de un mismo mundo y de una
misma sociedad sigue muy presente a día de hoy. Vivimos en un mundo donde
la justicia y la verdad la tiene el que
lidera, y a su vez la tenemos todos. Es una contradicción extraña pero real.
Ahora bien, el debate sigue siendo el mismo que expone Larra en este fragmento,
¿quién tiene derecho a dictar justicia en la vida de otra persona?, ¿quién
decide quien merece morir hoy o mañana? ¿quién decide cómo?
En el
texto vemos como la clase social dictamina que clase de muerte debes tener,
como debes ser asesinado "ajusticiado". La muerte como tema romántico
de nuevo, como una forma de escapar de las normas y los dictámenes impuestos en
este caso por una sociedad.
La muerte de un reo pobre es el centro de esta
historia, aún sin que sepamos que ha hecho o de que se le acusa, sabemos que
será asesinado de la peor manera posible, por garrote vil.
Una vez más la posición social dictamina el destino de una persona, ya que por ser pobre debe morir de la peor manera, mientras que si fuera alguien con dinero o posición social, se le daría otra clase de muerte más "liviana".
Quiere decir indudablemente que no hay idea positiva
ni sublime que el hombre no impregne de ridiculeces [...]
En esta última
frase el autor nos deja ver su total idea contraria a este tipo de normas. Y
además nos regala una frase llena de significado, pues al fin y al cabo reo
noble o reo pobre da igual, pues la muerte le va a llegar como a todos. Esa
pobre definición de una persona es solo algo ridículo que ha dictaminado el
hombre, pues al fin y al cabo la muerte le llegará como a todos, tanto ricos
como pobres.
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