Si hay una
obra española que se pueda considerar de carácter romántico ese es Don Juan
Tenorio.
Don Juan es
la mayor personificación de la lujuria, la osadía, la soberbía… todos los
pecados forman parte de él. Su violencia y fiereza son una leyenda para todo el
pueblo español.
Esta obra se
encuentra fuertemente marcada por el ideal romántico ya que la muerte y la
religión se encuentran en una danza macabra que no para hasta el final.
Don Juan es
un hombre alejado de Dios, su alma se encuentra condenada debido a todas sus
vivencias y escarceos. De una manera casi ilógica regresa a Sevilla para
desposarse con Doña Inés (aunque también tenga que cerrar la apuesta que hace
un año hizo con Don Luís). Este sevillano intentará cortejar a Doña Inés no sin
antes mancillar el honor de Doña Ana de Pantoja, amada de Don Luís.
Pese a todo,
poco a poco Don Juan irá cayendo dentro de la trampa de amor que usa contra
Doña Inés ya que pese a que su idea original es mancillar su honor, poco a poco
va viendo en ella la salvación de su alma.
Ella es la
luz, la pureza, lo incorrupto, mientras que el es todo lo contrario, es el mal,
la oscuridad.
Esta obra se
encuentra total y absolutamente impregnada de muerta ya que no será hasta el
final cuando Don Juan, guiado por todos aquellos a los que ha matado y ha hecho
mal se dará cuenta del aciago destino que le espera. El está condenado y nada
podrá darle la salvación. Su arrepentimiento de poco sirve si no es por el
sacrificio en muerte de Doña Inés, la cual falleció a causa de las maldades de
su amado.
En ese
último momento de redención, Don Juan acepta a Dios e implora el perdón
convertido en un hombre nuevo alejado de todo mal.
Es por tanto
una obra de fuerte contenido romántico ya que vuelve a usar a la muerte y en
esta caso además a Dios como liberación del alma pecadora de Don Juan.
Juan Jesús
González Moreno